El prototipo de San Juanito deriva de la figura infantil de los niños Jesús montañesinos. Posee la ternura del rostro infantil con cabellera de movida moña o tupé montañesino, y reclama la atención del que lo contempla
El nacimiento de San Juan Bautista es un prodigio, porque no fue obstáculo para él la ancianidad y esterilidad de Isabel, como no lo fue a María su purísima virginidad. En vida oculta y escondida consume los treinta primeros años de su existencia; nadie sabe de él, ni de él nos hablan los evangelistas, como tampoco nos hablan de Jesús en aquel mismo período, en que quedan ambos como eclipsados.
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